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Sumario - Margaritas, las enfermeras del carlismo. - Entrevista a Federico Martín Roda - El carlismo en Castellón el 18 de julio de 1936. - Guerrera empleada por un capitán de la caballería carlista en la tercera guerra carlista (1872– 1876) - Carlistas desairados. - Pequeña historia del legitimismo escocés. - Especial las Navas de Tolosa. Los artículos siguientes están enlazados a la edición digital. En papel dichos artículos se publican con un generoso apoyo gráfico apto para disfrutar de su lectura o para coleccionistas. |
Margaritas, las enfermeras del carlismo.
Manuel Solórzano Sánchez

Entrevista a Federico Martínez Roda

Puede parecer sorprendete que alguien que no es militar ni gaditano se haya preocupado por la vida de "un militar gaditano", pero es que el general Varela es mucho más que eso. Precisamente al observar la laguna historiográfica existente y más después de la obra publicada recientemente sobre un elenco de militares republicanos, conocer el papel en la primera mitad del siglo XX del general Varela, bilaureado, ministro del Ejército entre 1939 y 1942 y Alto Comisario en Marruecos desde 1945 hasta su muerte en 1951, era fundamental y a ello me apresté. Además su archivo, que se conserva en el Archivo Municipal de Cádiz, está digitalizado lo que facilita extraordinariamente el acceso a las fuentes.
El carlismo en Castellón el 18 de Julio de 1936.
Cristóbal Castán Ferrer

El carlismo recibió a la República concediéndole un margen de confianza, a la espera de la dirección que esta tomara. Las políticas anticlericales y los episodios de violencia social, política y, en muchos casos, anticatólica[1] que día a día se manifestaban en toda España, hicieron que las expectativas de los más optimistas se fueran desvaneciendo. Este fragmento de un artículo publicado en la prensa tradicionalista[2], firmada por “uno del Maestrazgo” en respuesta a otro aparecido en el semanario de Benicarló Comarca, da idea del concepto que sobre la República tenían los carlistas y cuál era su actitud frente a ella: “Ante poderes que persiguen la Religión católica y perjudican el bien público, la resistencia es un deber y la obediencia un crimen por parte de los católicos”. La vena insurreccional que latía en el seno del carlismo, heredera de las guerras del siglo XIX volvía a cobrar fuerza.
Guerrera empleada por un capitán de la caballería carlista en la tercera guerra carlista (1872– 1876)
Iñigo Pérez de Rada

El General Don Antonio Dorregaray estableció por Orden de 31 de enero de 1874 una estricta uniformidad, que establecía que los generales, jefes, oficiales y cadetes debían usar una guerrera azul oscura, con doble fila de botones dorados con el escudo de España para los primeros, en plata para los segundos, los cuerpos especiales con sus propios emblemas y para el resto botones con la cifra "C7" timbrada de corona Real. El color de los vivos variaba según el Arma o Cuerpo; así el blanco correspondía a Ingenieros; Estado Mayor celeste; grosella a la Sanidad Militar; morado al Clero Castrense; y finalmente el rojo correspondía a la Infantería, Artillería y Caballería.
Pequeña historia del legitimismo escocés.
Carlos Pérez- Roldán


Es evidente que la historia de España nada tiene que ver con la historia de Gran Bretaña, y que la situación de las provincias vascas o del Principado de Cataluña nada tiene que ver con la historia de Escocia.
Carlistas desairados.
César Alcalá

Según Alfonso Bullón de Mendoza, el número de carlistas exiliados a Francia era de 26.423. Estos hombres se subdividían en: 18.081 suboficiales, oficiales y artesanos; 4.973 oficiales, jueces, alcaldes, negociantes y estudiantes, 2.385 mujeres y niños; 902 jefes, magistrados y cargos importantes, 35 generales de brigada y brigadieres; 35 generales de división o Mariscales de Campo, gobernadores y jefes políticos; 13 ministros, tenientes generales y obispos. Estos refugiados se instalaron en el sur de Francia. La distribución por poblaciones era: 3.055 en Carcasona; 1.651 en Foix; 1.601 en Grenoble; 2.116 en Montpellier; 1.164 en Tolosa de Llenguadoc; y 1.618 en Balance.
Especial VIII aniversario de las Navas de Tolosa.
Varios Autores

Dos grandes acontecimientos históricos serán los verdaderos protagonistas: las Navas de Tolosa (1212) y la Constitución de Cádiz (1812); sin embargo los dos hitos temporales no sólo están separados por 600 años, sino más bien estás separados por dos concepciones nacionales totalmente opuestas.
Podemos decir que España nace en las Navas de Tolosa, en donde el 6 de julio de 1212 los musulmanes son derrotados por el ejército formado por la unión de los reinos cristianos peninsulares que bajo el símbolo de la Santa Cruz consiguen una victoria decisiva sobre las tropas bereberes, impulsando la Reconquista, marcando el declive de la dominación árabe en la península, y con ello el nacimiento de la nación Española.